No hay en mi espera un ansia desbordante
como así tampoco, sonido de árboles o animales verdaderos.
Sin embargo, ese olor al que huelen mis sueños, está presente también en mi espera.
Es un aroma dulce, como a frutas secas.
Mi espera aún cargada y densa no tiene comparación ni una poética posible.
(A veces sueño con que voy a abrir los ojos y te voy a ver,
a vos o al vos que guardo en mi memoria,
y cuando eso ocurre, digo, cuando abro los ojos y eso no ocurre, digo, lo de verte,
la espera se pone más y más densa, notoriamente pesada, pero también más mía que nunca)
Entonces me sé dueña de una espera y de nada más
y pienso – siempre – que al fin y al cabo,
la vida no es más que eso de esperar y escribir,
(escribir y escribir)
para volver a esperar.
1 comment:
Que linda poesia Moraña. La espera nunca termina, nunca.
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