Tras la caminata…
Tan dependiente de la brisa que en un rapto de vaya uno a saber qué se le prenden unas ganas locas de bailar
Pero no baila, canta, pero no baila, y no es falta de ocasión, y mucho menos de música, de eso siempre hay, es todavía más simple: decide no hacerlo, se rebela ante sus propias ganas, por idiotez o extrema inteligencia; siempre es tan delgadito ese cordel…
Quiere sumergirse en el mar
(ya, ya, pronto, arena)
y el mierda del dinero es, una vez más, el elemento burlón
es que quiere verlos jugando con la arena
es que quiere cerrar los ojos y levitar
es que tantos deseos de año nuevo
y es que ya no toma alcohol
Pero eso sí: canta. Su tono suavecito, sonido a plenitud, cacho de sur y recorte norteño, casitas, cielo, resto y amparo. Un consuelo vuelve haciendo el chiste: “re-cuerdos”, y se ríe solo de sus eternas picardías. Y esas pieles oliendo a off y a pañal y los domingos a pleno puro sol mate distracciones tetas añoranzas mensajes y pelitos.
Media docena de frases de otros convierten un instante en un suceso conmovedor y envidiable.
Ayer no, piensa, hoy sí, dice. Y el peso del cuerpo blando sobre la cama cuadrada promete recibir a las personas que son ella.
No comments:
Post a Comment