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Wednesday, April 04, 2007

4 de abril de 2007 está soleado y compré unas palmeritas en la panadería de la esquina y bueno, eso...

Hace ya un largo tiempo me hicieron mi carta astral; experiencia recomendable si las hay, y una de las cosas que más llamaron mi atención fue un comentario de la señora astróloga con respecto a mi relación con “el tiempo”; lo que dijo fue: “Qué temita que tenés con el tiempo, eh...”; y al decirlo puso una carita que me encantaría tener el talento de describir pero no lo tengo, o al menos no en este instante.

Mi abuelo Pepe una vez me dijo que siendo él muy joven se dio cuenta de que el tiempo era su principal enemigo, por lo cual decidió aliársele aunque más no fuera en el campo de la rivalidad, para al menos tener la posibilidad de, en una de esas, quizás, tal vez, ganarle alguna que otra batalla. Pensando en mi abuelo y pensando en mí, llego a la conclusión de que a veces sí le ganamos, ya que a veces sí logramos doblarlo o desdoblarlo un poquito y así sentirnos satisfechos con nuestro logro evidentemente temporal. Pero lo trágico es que, en el fondo, en el lugar más hondo que podamos tener, todos bien sabemos que hayamos o no triunfado, él, el tiempo, es quien manda sin espacio a excepciones.

Tantas veces he intentado creerme la postura de “a mí las fechas no me importan” o “es lo mismo que te pase a buscar a las cuatro de la tarde que a las ocho de la noche”. Tantas veces... pero nunca puedo terminar de creérmelo más que nada porque soy básicamente pésima en el oficio de mentirme a mí misma, a Macarena “tiempo” Moraña, quien, dicho sea de paso, hoy quiere empezar a escribir un texto que explique que no está pudiendo escribir porque el tiempo repartido cada vez entre más cuestiones, personas y fechas no le alcanza, y no puede, aún teniendo el tiempo para hacerlo.

Es que hace unas horas Diego y yo nos casamos, nos fuimos de vacaciones, tomamos conciencia de lo queridos que somos y de lo mucho que queremos nosotros a mucha gente, y al ratito nomás nos peleamos y nos reconciliamos unas cuarenta y ocho veces mientras Violeta empezaba el jardín y los tres comíamos una riquísima tarta de choclo, queso, morrón rojo y cebolla, todo hervidito y sin nada de aceite salvo por la masa de la tarta que lleva apenas media tacita pero que me queda bárbara, tipo galletita salada. Y un rato más tarde yo misma con mis mismos y propios ojos vi entrar el año 2007 a mi casa quien me dijo que es cierto lo que dice mi amiga Marianita acerca de que él nunca empieza en enero sino en marzo lo cual a su vez coincide con mi teoría que afirma que los calendarios son una mentira necesaria... En fin.

El caso es que cuando mis clases dadas y tomadas arrancaron otra vez, y las lecturas y las canciones se empezaron a sentir relegadas y entonces hábilmente comenzaron a colarse entre los minutos y los segundos menos pensados y a veces inexistentes, yo también volví. Reaparecí. Retorné. Y acá toy.

Ya no sé si mi cuerpo quiere llevarme o traerme, o si mi nombre puede representar quién soy en este hoy tan transitado de emociones y sentimientos. Lo que sí sé es que sigo teniendo ganas de hacer cosas y de usar a “el tiempo” – siempre y cuando él me lo permita, claro – a mi conveniencia. Y hoy estoy segura que lo que más me conviene es desearles a todos los que quiero una pacífica semana santa, y una buena pascua con cantidad de roscas y huevos de chocolate, y ojalá, sin conejos de ningún tipo. Digo, porque a mí ni cuando era chiquita; ni cuando trabajaba en una multinacional; ni cuando me quedaba a dormir en lo de mi abuela Emilia; ni cuando vivía en Venezuela seis setenta segundos seis pasillo al fondo de todo; ni cuando era soltera; ni cuando me robaron la alianza; ni cuando empezaba a ir a bailar; ni cuando me explotaba el corazón de hormonas; ni cuando parí, me gustaron los conejos.

Y hoy tampoco me gustan, pero bueno, allá ellos...

Maca

1 comment:

Biblico said...

El problema no es el tiempo que no alcanza. Como minimo esa es la buena excusa que nos ponemos todos para justificar la serie de "no tengo ganas" o "me olvide" y todos los etceteras. El problema de fondo, al menos en mi caso, es que soy un despelotado total, sumado a un obsesivo con la perfeccion y la performance. Pienso que nunca hago lo suficiente o lo que hago no esta suficientemente bien hecho y asi me cargo de actividades y de frustraciones porque nunca nada esta hecho en tiempo y forma. En el fondo, todo es una cuestion de prioridades....y ahora que pienso...porque c..estoy escribiendo todo esto aca si era nada mas que un post para decir "hola Mac, volviste...Felices Pascuas"...Me voy a arruinar mi propio blog en vez de andar llenando de pavadas los blogs de otros ;-)